(Crítica) Rogue One, el poder de una batalla cuando se quiere ganar la guerra

  • La cinta logró sumar más de 29 millones de dólares en su noche de estreno. 
  • La historia se sitúa justo antes de que Luke Skywalker descubra el mensaje de la princesa Lea que R2D2 transporta para Obi-Wan Kenobi. Sin Rogue One nada del episodio IV, V y VI hubiera sido posible.

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Pocas películas logran erizar la piel desde la primera toma. Un cuadro negro y letras azules son elementos suficientes para que cualquier entrega de Star Wars lo logre. Quizá se deba a la importancia que ha adquirido la franquicia a lo largo de los años, porque le pese a quien le pese, Star Wars ya es un clásico de la cultura pop que marcó un parteaguas en la historia del cine.

Rogue One: Una historia de Star Wars” no es la excepción. En menos de un minuto capta la atención y emoción de todo el público con el gancho que desde 1977 se convirtió en el sello característico de la saga -¿Quién no sabe la frase con la que el universo de los jedis empezó?

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Pero, (spoiler) lo que viene después no es el clásico pergamino galáctico al que estamos acostumbrados. Desde ese momento Gareth Edwards, director de la cinta, nos marca una clara diferencia de que lo que estamos a punto de ver sucede en el universo Star Wars pero es una historia con cuerpo y corazón propio, independiente casi en su totalidad de la narrativa de los Skywalker.

Siguiendo la más fina gramática con la que se escribe en el cine, Gareth no describe con letras amarillas el escenario en el que vamos a sumergirnos los próximos 133 minutos, sino que decide mostrárnoslo, trasladarnos a él sin decirnos más.

Gareth habla con la cámara a través del lente de Greig Fraser – encargado de la fotografía-, la cual nos guía de la manera más artística hacia lo que es importante, lo que no podemos perder de vista. Porque ninguna toma de Rogue One sale sobrando. Incluso los paneos que muestran la majestuosidad de paisajes mitad reales, mitad diseñados en computadora, nos cuentan algo y hacen que la historia avance.

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Siguiendo este principio de hablar con la cámara, la primera persona que vemos a cuadro es Jyn Erso, la protagonista de la cinta interpretada por Felicity Jones. Presenciamos su contexto y de manera acertada hacemos click con ella en cuestión de minutos.

Jyn es rebelde por naturaleza pero prefiere mantenerse alejada de los conflictos entre la Alianza Rebelde y el Imperio, hasta que la Alianza la rescata de prisión pidiéndole a cambio su ayuda para encontrar a Galen Erso, su padre. Quien además es el encargado de construir la Estrella de la Muerte.

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Dicen que hay solo tres maneras correctas de presentar a un personaje, en su mejor momento, en su peor momento, o tomando una decisión. Jyn se presenta en su peor momento, y el siguiente personaje estructurado se presenta tomando una decisión, lo cual ya nos dice mucho de él.

Se trata de Cassian Andor, interpretado por Diego Luna, de quien podemos ver una actuación brillante al ser el segundo latino que protagoniza una de las películas de la franquicia más exitosa de la historia.

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Cassian es un capitán del cuerpo de inteligencia de la Alianza , su misión es encontrar a Galen Erso para evitar que siga construyendo armas para el Imperio. Cassian es encomendado en esta misión con Jyn, pues ella es la única que tiene posibilidades a su favor para encontrar a Galen.

Jyn acepta la misión pero no se compromete con la causa hasta que recibe un mensaje de su padre, quien le confiesa que ha colocado una falla en la Estrella de la Muerte para que pueda ser destruida.

Jyn toma las riendas del asunto y pese a que la Alianza decide rendirse, ella junto a Cassian y un pequeño escuadrón de rebeldes, decide emprender un viaje para conseguir los planos de la Estrella de la Muerte y así poder destruirla.

El lado B de Rogue One

Rogue One no se limita a ser una película más que solo entretiene, sino que desde sus entrañas se tejen claros y profundos mensajes que aplican en todos los tiempos y en todas las galaxias. Nos muestra una lucha por la libertad que no se define en blanco y negro, sino en una escala de grises, porque los seres somos complejos.

Nos habla de la redención. Así como en los episodios I, II y III nos cuentan la historia del chico bueno que se vuelve malo, en esta historia nos muestran que el chico malo –o que hizo cosas malas voluntaria o involuntariamente – también se puede volver bueno (el piloto desertor, Galen Erso, e incluso el mismo Cassian).

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La crítica social también existe en las películas más comerciales. El latente estado de guerra en el que se encuentra Jedha ¿nos recuerda a algún/os países de nuestro mundo? Es justo en esa locación en la que Jyn (representando a la sociedad) explica que no quiere ser parte del conflicto y que prefiere apartar la mirada del problema ¿suena familiar?

Hasta que algo hace que Jyn cambie de opinión y se vuelva consciente de que lo que pasa a su alrededor no va a cambiar sólo porque decida apartar la mirada, sino que en sus manos está el poder de hacer que eso suceda.

Son precisamente esos giros los que hacen que Jyn sea un personaje fuerte, interesante, complejo. Sus decisiones libran batallas internas que se ven reflejas en la actuación de Felicity Jones y son reforzadas por los cambios físicos que ocurren en el exterior. (Spoiler: Por ejemplo, el cambio más grande de Jyn ocurre mientras afuera la ciudad cae hasta desaparecer.)

Se habla de amistad, lealtad, principios y valores que guían la fuerza de una persona para luchar por el bien. También se hace presente la importancia de la fuerza, y aunque en esta entrega el énfasis en ella es menor que en cualquiera de las otras siete películas, los roces sutiles y alusiones a ella encajan perfectamente y le dan la dosis exacta que la película necesitaba, ni más ni menos.

El equipo Rogue One

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“Rogue One: Una historia de Star Wars” es el big gloom de del universo Star Wars, es el puente que conecta la trilogía original con la que empezó en 1999. Es la historia que todos los verdaderos fanáticos de la saga estábamos esperando.

Cuando todo parecía perdido, un grupo de rebeldes desafía hasta a la propia Alianza para poder traer al universo una nueva esperanza. La película trae de vuelta la esencia de la historia de George Lucas sin seguir patrones; aludiendo sí a la nostalgia, pero sin ser una copia del esquema original, al contrario, aportando sus propios valores.

Y hasta su propio villano, el director Orson Krennic, que si bien no posee la fuerza e imposición de Darth Vader, refleja un antagonista más humano que se deja llevar por sus ambiciones.

Aunque hay protagonistas, la fuerza de Rogue One está en el trabajo en equipo. Entre los miembros del escuadrón rebelde, destaca Chirrut Îmwe, un monje espiritual conocedor y creyente de la fuerza; Baze Malbus, el protector y amigo de Chirrut; Bodhi Rook, un piloto desertor del Imperio; y K-2SO, un droide del Imperio reprogramado para servir a la Alianza. Este último personaje es el encargado de sumar el humor necesario a la cinta.

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Entre los valores ya mencionados, también son dignos de reconocer los avances tecnológicos que imprimen en Rogue One el sello de una película que surge en una época en la que la tecnología está ofreciendo nuevas herramientas para contar historias.

En 1994, Peter Cushing, el actor británico que dio vida a Grand Moff Tarkin, falleció a los 81 años, doce años después gracias a la tecnología CGI, Tarkin regresó a la pantalla grande con la misma apariencia –bien lograda – de Cushing.

De igual forma otro de los personajes principales de la historia original pudo hacer una pequeña aparición luciendo muy similar a como lo hacía hace casi 40 años. Aunque todavía es un poco perceptible la parte digital de dichos personajes, el avance ya es una ganancia en nuestros tiempos.

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Rogue One es la esencia del grupo rebelde, la batalla que no termina con el Imperio, pero demuestra que son las pequeñas victorias basadas en esperanza, las que hacen posible el triunfo final.

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**Puntos a destacar**

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La visión de la película. Gareth Edwards supo traer de regreso la esencia de Star Wars sin seguir los esquemas establecidos en otras entregas. Les dio a los nuevos personajes la fuerza necesaria para convertirse en héroes por sí mismos.

La música a cargo de Michael Giacchino aporta una nueva carga expresivas a cada secuencia. Es un elemento vivo que dota de carácter propio a la película pero también sirve como hilo conector que a través de acordes clave mantiene unida a esta película con las anteriores.

Los personajes. Son complejos, cada uno tiene su arco dramático bien estructurado que poco a poco se va conociendo a lo largo de la película de manera sutil y muchas veces solo se infiere. Las acciones de los personajes son poco predecibles y todos presentan un cambio significativo.

Actuaciones. Al tener personajes complejos, la actuación era un reto que se superó de la mejor manera con el cast seleccionado.

Efectos visuales. No basta con decir que fueron bien hechos, sino que además, no distraen a la audiencia de lo más importante: la historia, al contrario, sirven a ella para volverla más realista.

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Autor: Paola Ortiz / Fotografía: Cortesía de Disney México

 

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